"Es gratificante representar al país", afirmó Luciano González

El Chuzito recibió al básquet como herencia y a sus 31 años atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera. Habló de sus ilusiones con Instituto y su retorno a la Argentina: "Estoy muy feliz de formar parte de este nuevo proceso" dijo.
  • "Estoy muy feliz de formar parte de este nuevo proceso".
    Foto: "Estoy muy feliz de formar parte de este nuevo proceso".
La noticia fue una sorpresa: Luciano González se había desvinculado de Quimsa, de repente y sin demasiados detalles, meses después de haber consumado su regreso tras su experiencia en el básquet brasileño. Chuzito había disputado el Súper 20 para Quimsa con promedios de 14.1 puntos y 2.7 asistencias en 10 encuentros, una buena producción en su regreso a Santiago pero, aún pese a su planilla, Chuzito se desvinculó de la Fusión por razones meramente emocionales, priorizando su bienestar psicológico aún a sabiendas de que podría quedarse sin equipo hasta 2022.

El panorama parecía complicado y González estaba dispuesto a aceptarlo pero las ofertas no tardaron en llegar: luego de conseguir el primer título de su historia en el Súper 20, Instituto redobló la apuesta en busca de la Liga Nacional y apostó por reforzarse con un nombre de peso. Fue entonces cuando Chuzito atendió el llamado de Victoriano para encolumnarse en un ambicioso proyecto que persigue los primeros puestos de la competencia doméstica.

Por si fuera poco, el hijo de uno de los máximos goleadores de nuestra LNB en la década del '80 y principios de los '90, no sólo se reencontró con un lugar conocido que le sienta de maravillas, sino que se topó también con la convocatoria de Néstor García para volver a pelear por un puesto en la Selección Argentina, con la que disputó los Panamericanos de Guadalajara 2011, participó de las Eliminatorias a fines de 2018 y jugó en las ventanas de febrero rumbo a la AmeriCup. A partir de este lunes 22 de noviembre, el paranaense se entrenará bajo las órdenes del Che con miras a los enfrentamientos ante Paraguay por las próximas Ventanas.
El escolta de 1m91 le contó a Prensa CAB las sensaciones de esta nueva citación que lo encuentra, a sus casi 32 años, tal vez en su mejor momento deportivo, en especial luego de una tremenda temporada pasada en el Flamengo brasilero con el que ganó los cuatro torneos del año y cerró con un promedio de 11.2 unidades, 2.3 rebotes y 2.1 entregas. Además, conversamos sobre sus inicios en el profesionalismo, su constante crecimiento, la llegada al club cordobés, lo que significa ser hijo del recordado Chuzo González y cómo éste lo acompañó en cada paso, incluso con una anécdota que data desde su nacimiento.

-Contame un poco sobre tus inicios. Tenés un padre bien basquetbolero, histórico de La Liga, de quien seguramente heredaste esta pasión.

-Desde que tengo memoria, me recuerdo en una cancha de básquet, yendo a ver a mi viejo, lo cual me encantaba. A mis 4 años comencé a jugar y ya nunca paré. En ese momento, mi papá estaba en Regatas de San Nicolás, entonces empecé ahí. Luego se fue a Echagüe, por lo que hice casi todas mis inferiores en Paraná. Y hasta que se retiró, fui a verlo cada vez que pude.

-Has comentado que tu evolución se fue dando naturalmente, pero que en algún momento decidiste cambiar de club debido al poco lugar que tenías, ¿no?

-Sí, así fue, se dio todo muy natural, nunca me costó ir a entrenar, fue algo que disfruté desde muy chico, incluso ya teniendo características similares a mi padre. Me fui a Talleres, otro club de Paraná donde mi viejo dirigía la Primera, para ganar minutos en categorías superiores, porque en Echagüe había inferiores muy fuertes, y yo quería jugar y desarrollarme todo lo que pudiera.

-Chuzo, con humildad, suele decir que era poco más que un buen tirador pero que "la picaba con los codos", y que a vos te veía como su versión mejorada. ¿Alguna vez significó cierta presión ser su hijo?

-En realidad, yo no llegaba a tomar dimensión de la carrera que él había hecho, pero sí me comparaban mucho cuando empecé a integrar las Selecciones de Paraná y Entre Ríos. Y me molestaba que digan que yo estaba en esos planteles por ser su hijo, cuando yo sólo quería hacer mi propio camino. Con el tiempo, me di cuenta que sí era una ventaja que a mi padre le haya ido tan bien en lo mismo que yo proyectaba para mi vida, pero no porque pudiera acomodarme en alguna parte sino porque podía transmitirme muchísima experiencia y conocimiento, en especial en la etapa de formativas. Y desde su parte, sí era muy exigente conmigo como entrenador, pero nunca me generó una presión.
-¿Y cómo era su acompañamiento desde fuera de la cancha? ¿Puede ser que haya hecho una trampita para ayudarte con el tema de las categorías?

-Mi mamá, Fabiana, era la más eufórica, siempre alentándome desde la tribuna. Pero mi viejo, al haber jugado, no quería entrometerse demasiado. Su manera de ser a la hora de ver mis partidos era más de analizar, lo veía como un periodista, muy tranquilo y casi sin festejar. Y sí, yo nací el 27 de diciembre del 89, pero mi viejo decidió anotarme el 1° de enero de 1990. Lo hizo para que, de chico, no deba cambiar de categoría y pueda seguir jugando siempre con mis compañeros. Entonces, históricamente festejo mi cumpleaños el día que realmente nací, aunque en los papeles aparece una fecha diferente.

-Sigamos con tu carrera. Desde Talleres, pasaste por Sarmiento de Villaguay y Unión de Santa Fe, hasta volver a Echagüe para jugar el TNA.

-Sí, a mis 15 años fui a jugar una Liga Provincial que era durísima y luego disputé una muy competitiva Liga B (NdeR: el actual Torneo Federal) con Unión de Santa Fe, donde me dirigió Sebastián Uranga. Fueron dos experiencias buenísimas que sirvieron para foguearme, porque pasé del amateurismo total a entender por dónde iba el profesionalismo, hasta que en 2007 volví a Echagüe.

-A partir de ahí, recorriste 11 clubes diferentes, fuiste Mejor Sexto Hombre y jugaste en el extranjero, pero vas a cumplir recién 32 años. ¿En qué momento de tu carrera estás?

-Hace varios años que me encuentro en un lugar de privilegio donde siempre quise estar, siendo parte de equipos competitivos, peleando por títulos, disfrutando muchísimo de las exigencias de cada temporada, pero siempre cumpliendo objetivos o estando muy cerca de conseguirlos. Constantemente, estoy rodeado de grandes compañeros y entrenadores, lo cual me motiva y ayuda a seguir mejorando.

-¿Qué significa para vos el básquet brasilero? Ya habías tenido un paso por Minas 10 años atrás y venís de jugar en Flamengo, donde ganaste todo lo que jugaste y te quieren muchísimo.

-Cuando estuve en Minas yo era muy chico todavía, y fue una aventura espectacular. Fue el primer desarraigo grande de mi casa y, si bien lo sufrí un poco, la pasé muy bien, en un equipo muy joven donde tuve protagonismo. En Flamengo, fue diferente porque es un club muy importante, en el que teníamos un equipazo e hicimos una temporada perfecta. Se cumplieron todos los objetivos y, a pesar de que los hinchas no podían asistir por la pandemia, logramos una linda identificación con la gente a través de las redes. Deportivamente, es algo muy difícil de superar lo que viví en Brasil el último año.
-Y ahora retornaste a Instituto, donde en la 2018/19 te consagraste Mejor Sexto Hombre de la LNB. ¿Qué factores se combinaron para ese salto de calidad?

-Veníamos ya de un año muy bueno, llegando a semifinales de Liga y Final de Súper 20, y se dio una continuidad de un proyecto en el que me sentía muy cómodo, al igual que en el actual. Jugamos otra muy buena temporada desde lo colectivo, nuevamente alcanzando Finales de Sudamericana y de Liga, y eso llevó a que pueda destacarme individualmente. Pero lo viví como algo normal, no sentí en ese momento que fuera una explosión en mi juego, sino que fui ganando en confianza y dando los pasos lógicos del camino por el que transitaba mi carrera.

-Esta temporada, al igual que en el equipo carioca, tendrán una importante competencia interna. ¿Qué opinas del muy buen plantel conformado en Instituto?

-Pienso que es clave tener un equipo con profundidad y talento en todas las posiciones. Te lleva a saber que, cuando uno no rinde o no puede jugar, siempre alguien está preparado para suplirlo y el equipo no se resentirá. En una temporada tan extensa, vamos a sacar ventaja en ese aspecto, y debemos aferrarnos a la idea de ser un plantel largo, que no depende de nadie en exclusividad, que necesitamos ser solidarios y disfrutar del juego colectivo. Creo que todo eso nos va llevar a muy buen puerto. El equipo ya consiguió el Súper 20, ahora me sumé yo y más adelante llegará Mariano Fierro (NdeR: jugando actualmente la Liga de Colombia), y cada pieza que se incorpora debe potenciar esa buena rotación.

-Precisamente, vienen de ganar el Súper 20, y el plantel será aún más completo. ¿Para qué están esta temporada?

-Personalmente, si bien ya me siento adaptado al equipo, siento que todavía me falta engranar en cuestiones de juego que, con el correr de los partidos, iré ajustando. Y colectivamente, sin dudas el objetivo es estar en los primeros planos, y tenemos material para hacerlo. Cuando finalice la fase regular, será otra la historia, pero hoy buscaremos estar lo más arriba posible, apuntando al primer o segundo lugar, y así conseguir localía en los cruces de playoffs.

-Imagino que ya hablaste con Victoriano sobre tu rol en este conjunto. ¿Qué pretende de vos el entrenador?

-En realidad, hablamos muy poco, ya conocía a Lucas (Victoriano) y la integración simplemente se fue dando. Me adentré en un sistema de juego que me sienta muy bien, donde corremos mucho y se mueve bien el balón. Tengo la ventaja de haber jugado con muchos de mis compañeros, así que la adaptación fue más veloz de lo normal. A medida que transcurren los juegos, se van corrigiendo cuestiones puntuales, pero el entrenador conoce mi juego y no hay nada específico que me haya pedido.

-¿En qué crees que creció tu juego este último tiempo? Acá acostumbrabas mucho a frenar y tirar, pero en el sistema brasilero eso prácticamente no existe, es otro ritmo. ¿Te sirvió para sumar fundamentos a tu repertorio?

-Sí, Brasil me amplió el panorama. Me gusta aprender, introducirme en diferentes sistemas y no sólo ser un especialista en algo, sino que entreno para hacer bien todo lo que pueda, ya sea salir de una cortina, jugar un pick directo o poder lanzar a pie firme. Me atrae el desafío de ser un jugador distinto según el plantel que integre y el entrenador que me dirija. Y allá me pasó justamente lo que comentás, porque Flamengo no elegía tomar ese lanzamiento tan característico en mí, entonces debía tomar más disparos de tres puntos. Y la verdad es que fue divertido, me sentí muy a gusto una vez que encontré el estilo que pretendían.
-Haciendo una autocrítica, ¿hay alguna faceta de tu juego que busques mejorar en el corto plazo?

-Creo que es tan difícil hablar de virtudes como de debilidades propias, pero tal vez me gustaría tener un dominio más claro en ciertas situaciones de pick and roll en las que todavía puedo crecer. Defensivamente, di buenos pasos en los últimos años, me veo mucho mejor y ya no sufro de algunas desconcentraciones que antes padecía. También, debo continuar puliendo el manejo con mano izquierda, y otras cuestiones puntuales que podrían potenciar mi juego en el futuro, ya que considero tengo muchos años de carrera por delante.

-Hablando de retornos, volvés a integrar la Selección Argentina. ¿Cuáles son tus sensaciones al respecto?

-Estoy muy feliz de formar parte de este nuevo proceso, sobre todo en la primera lista de Néstor (García), al cual conozco de clubes y también de la Selección. Siempre es gratificante para un jugador representar al país, seguramente lo disfrutaré un montón. Estoy ansioso porque llegue la hora de entrenar con el resto de los chicos y sumarnos a este nuevo camino que transitará la Argentina junto al Che.

-Participaste de los Panamericanos 2011, y tu última citación había sido en 2018 también por Ventanas Eliminatorias. ¿Cómo viviste esos procesos?

-Cuando era más chico, no lo dimensionaba mucho. Venía de jugar en Selecciones formativas, y sentía que era una especie de continuidad lógica, lo cual claramente estaba alejado de la realidad, no por nada me llevó tantos años volver a involucrarme en las convocatorias. En el medio, me costó encontrar regularidad e integrar los mejores equipos, y justamente la última citación coincidió con el buen momento en Instituto. Sin dudas, esta nueva oportunidad me pone sumamente contento, y me motiva muchísimo a seguir entrenándome como siempre dentro de la cancha y también enfocado en todo lo que un jugador debe hacer fuera de ella.

-¿Con qué mentalidad afrontás esta nueva convocatoria?

-No es sencillo contestar eso ahora, porque aún debo jugar con Instituto y estoy concentrado en eso. Pero haciendo el esfuerzo de distenderme por un momento del club, puedo decir que a priori la mentalidad es de disfrute, porque siempre es hermoso vestir la camiseta argentina. Probablemente, cuando comiencen los entrenamientos, eso cambie un poco y se torne más competitivo, con la expectativa de ganarme un lugar entre los 12. Son sensaciones que se van modificando día a día. Néstor ya me conoce y sabe lo que puedo darle, así que lo importante será adaptarme a su idea y que todo salga de la mejor manera, tanto para mí como para el grupo. Creo que de esa forma, sin cargarme de presiones, es cuando mejor fluyen las cosas.

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