Jueves 30 de Abril de 20

A 27 años del atentado que casi le cuesta la vida a Mónica Seles

El 30 de abril de 1993 fue un día negro para la historia del tenis mundial, cuando la serbia de apenas 19 años, por entonces número 1 del mundo, fue apuñalada en pleno partido por Gunter Parche, un espectador con desórdenes psíquicos.
Luego del atentando, Seles núnca volvió al nivel que tenía y la hizo N°1.
Luego del atentando, Seles núnca volvió al nivel que tenía y la hizo N°1.
El 30 de abril de 1993 fue un día negro para la historia del tenis mundial, cuando la serbia de apenas 19 años, por entonces número 1 del mundo, fue apuñalada en pleno partido por Gunter Parche un espectador con desórdenes psíquicos.


Hace 27 años se consumó en Hamburgo un dramático episodio que puso en riesgo la vida de una tenista top y forzó medidas de seguridad hasta ese día inexistentes: un espectador saltó a la cancha y apuñaló por la espalda a la serbia Mónica Seles, que a raíz de las lesiones recibidas estuvo 28 meses sin competir de manera oficial y nunca más pudo volver a ser la misma.

El 30 de abril de 1993, en una primaveral tarde de Hamburgo, se jugaba un partido de cuartos de final entre la búlgara Magdalena Maleeva y una imponente Seles, que con apenas 19 años había trepado al número 1 del ranking y desplazado a la que hasta no hacía tanto parecía la incuestionable dueña del circuito femenino: la alemana Steffi Graf.

De repente, en un descanso del segundo set, un tal Gunter Parche se propuso tomar venganza de la responsable de que su admirada Graf hubiera caído un escalón, con presteza se abalanzó sobre la inadvertida Seles y munido de un pequeño cuchillo la atacó por la espalda.

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Seles, hoy una señora estadounidense, por entonces una joven yugoslava, dio un grito de dolor sin entender muy bien qué estaba pasando, al cabo de un par de minutos cayó desvanecida y de inmediato fue retirada del estadio en medio de una cerrada ovación.

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Parche, un tornero desempleado, con antecedentes de desórdenes psíquicos, fue apresado no bien consumado su insospechado ataque, pero pese a haber sido llevado a juicio jamás llegó a estar preso: fue sentenciado a libertad condicional y dos años de tratamiento psicológico.

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Decepcionada por entender que su agresor no había recibido el castigo que su proceder merecía, Seles advirtió que nunca más pisaría un court de Alemania y cumplió con su palabra a rajatabla.

Entretanto, acumuló 21 títulos más para sumar un total de 53, aunque jamás recuperó la plenitud de sus destrezas ni el número 1 de la Women`s Tennis Associaton. Hasta el momento del ataque había acumulado 8 títulos de Grand Slam y luego del mismo solo pudo sumar uno más.

Graf, a su vez, se interesó por la salud de Seles y de hecho se acercó a visitarla al hospital de Hamburgo, pero nunca se pronunció de forma pública acerca de un hecho que la involucró de forma indirecta y que al cabo cambiaría para siempre la historia del tenis en lo relativo a la preservación de la integridad física de los jugadores.