Los arqueros (Franco Armani, Enrique Bologna, Germán Lux y Ezequiel Centurión) se pusieron contra un arco. Los jugadores de campo, en la mitad de cancha, hicieron el famoso "loco", con dos jugadores en el medio intentando interceptar el balón que circulaba por una ronda grande de futbolistas. Y al finalizar, después de un buen rato, hubo "puentecito" para Exequiel Palacios y Julián Álvarez, que se llevaron algunos golpecitos de sus compañeros. Abundaron las risas en ese momento, aunque era el resto el que se divertía, lógicamente.

En total, fue media hora a la vista de la prensa, ubicada en una de las gradas. Del lado de enfrente, una particularidad: los colores de los palcos preferenciales de la platea son azules y amarillos.

Pero Boca ya fue para River. Lo dejó en el camino en semifinales. Ahora, el equipo de Marcelo Gallardo tiene la mente en Flamengo y en la gran final de la Copa Libertadores de este año.



El horario de entrenamiento no fue casual: se llevó a cabo a las 15 (las 17 de Argentina), la misma hora del partido. Y cuando se venía lo mejor de la práctica, las puertas se cerraron. Como sucedió con Flamengo, más temprano. Ninguno quiso mostrar sus cartas.

Aunque se sabe que Gallardo viene preparando un naipe especial para contrarrestar el poderío ofensivo de su rival. Se trata de Paulo Díaz, el marcador central que podría ingresar por Palacios para armar una línea de 3 marcadores centrales (junto a Lucas Martínez Quarta y Javier Pinola), con dos laterales a los costados (Gonzalo Montiel y Milton Casco). Este viernes tendrá el último ensayo en el Monumental de Lima, el escenario de la final. Ahí quedará todo definido.